VARÓN Y VARONA

Si desea una copia electrónica, descarge el archivo en formato PDF que se encuentra abajo

Y Jehová Dios hizo caer sueño sobre Adam, y se quedó dormido: entonces tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar; Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y trájola al hombre. Y dijo Adam: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne: esta será llamada Varona, porque del varón fué tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y llegarse ha á su mujer, y serán una sola carne. Y estaban ambos desnudos, Adam y su mujer y no se avergonzaban” (Génesis 2:21-25 RV1909).

La mujer fue formada de una costilla del hombre, lo que implicó compartir la misma materia. Sin lugar a dudas, a Adán le gustó su mujer y por lo que expresa, la consideró como una parte de su ser, de su misma naturaleza y dignidad. Además, fue él mismo quien denominó al género femenino como “mujer” (varona).

El hombre y la mujer se complementan mutuamente. En el idioma hebreo, varón se escribe “ish” ( ) y varona “ishah” ( ). En ambos nombres genéricos se comparten las dos letras (esh) que juntas se traducen como “fuego”. ¿Qué podemos aprender de esto?

De acuerdo con las enseñanzas de los maestros judíos, si el ish (varón) y la ishah (varona) disminuyen sus egoísmos, si hacen que sus individualidades se conviertan en complementos de su cónyuge, entonces sus vidas entrelazadas generarán una coexistencia armoniosa y una descendencia santa; pero si ellos hacen que sus individualidades les proporcione superioridad del uno sobre el otro, buscando la autosatisfacción, erigiéndose en lo principal como amo(a) y señor(a) y haciendo del cónyuge lo secundario como sirviente(a), entonces destruirán sus vidas, en su relación no habrá paz y condenarán a su descendencia al oprobio.

El (esh) es el “fuego” que puede hacer arder el calor del amor en el hogar e iluminar un sendero armonioso, pero también puede ser el que consume. Depende de la pareja para qué utiliza ese fuego, para alumbrar o para consumir.

Salomón nos dio dos maneras diferentes para entender a la mujer. Veamos la primera: “El que halló esposa halló el bien, Y alcanzó la benevolencia de Jehová” (Proverbios 18:22 RV1909). Aquí encontramos una relación conyugal armoniosa, llena de dicha y amor.

Pero este rey también dijo: “Y yo he hallado más amarga que la muerte la mujer, la cual es redes, y lazos su corazón; sus manos como ligaduras. El que agrada á Dios escapará de ella; mas el pecador será preso en ella” (Eclesiastés 7:26 RV1909). Aquí encontramos a una relación caótica llena de amargura.

¿Cuán es la diferencia entre estas dos mujeres?:

v La primera: Es la esposa, conduce al bien y es el resultado de la benevolencia de Jehová. Ella es fuego que alumbra.

v La segunda: Es la mujer, ligadura de frustración de la cual debe escapar el hombre que agrada a Dios porque conduce al pecado. Ella es fuego que consume.

Querido lector soltero: No busques mujer, sino esposa. Si buscas mujer, entonces querrás de ella lo que te satisface, pero no necesariamente lo que edifica. Si buscas esposa, entonces la valorarás como el complemento de Dios para tu vida, a quien amarás hasta que la muerte interrumpa esa relación complementaria.

Querida lectora soltera: No esperes hombre, sino esposo. Si esperas hombre, entonces querrás de él lo que te satisface, pero no necesariamente lo que edifica. Si esperas esposo, entonces lo valorarás como el complemento para tu vida, a quien respetarás hasta que la muerte interrumpa esa relación complementaria.

Querido(a) lector(a) casado(a): Nunca permitas que el egoísmo y el desinterés impidan la coexistencia armoniosa que fomenta la búsqueda de la santidad. El hombre casado o la mujer casada que busca la individualidad, ¿para qué se casó?, porque escrito está: “Quisiera, pues, que estuvieseis libres de ansiedad. El no casado se preocupa de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor; pero el casado se preocupa de las cosas de la vida, de cómo ha de agradar a su esposa, y su atención está dividida. La mujer no casada, o soltera, se preocupa de las cosas del Señor, a fin de ser consagrada tanto en cuerpo como en espíritu. En cambio, la casada tiene cuidado de las cosas de la vida, de cómo ha de agradar a su esposo” (1ª a los Corintios 7:32-34). El casado debe agradar a su esposa, y la casada debe agradar a su esposo. Deseo que en tu matrimonio no haya fuego que consume, sino aquel que ilumina.

VOLVER MEDITACIONES BÍBLICAS