NUEVO TESTAMENTO

Si desea una copia electrónica, descarge el archivo en formato PDF que se encuentra abajo

Dios reveló a Israel la promesa de un Redentor, en el estándar moral de la ley y los profetas. El cumplimiento de esa promesa fue documentada en el Nuevo Testamento. Al cumplirse lo escrito en el Antiguo Testamento, se dio origen a los registros que documentan la vida del Mesías Redentor, los hechos de sus apóstoles y las epístolas apostólicas.

Sin embargo, ¿será fiable lo escrito en el Nuevo Testamento? Debido a que han trascurrido aproximadamente 2000 años desde que fueron escritas las cosas que relata, ¿cómo podemos determinar su autenticidad? Según el historiador militar C. Sanders, hay tres pruebas básicas usadas por historiadores para determinar la autenticidad de un libro antiguo: La evidencia interna, la evidencia externa y la evidencia bibliográfica. En el Nuevo Testamento, podemos encontrar cada una de estas pruebas:

1. EVIDENCIA INTERNA: La evidencia interna consiste en la confiabilidad de los escritores, según lo escrito en el relato mismo. Las narraciones de la vida de Jesús fueron escritas por testigos presenciales o por testigos referenciales. Mateo y Juan fueron testigos presenciales (Mateo 10:2-3 y Juan 21:24). Marcos y Lucas fueron testigos referenciales; Marcos pudo haberlo recibido de Pedro (1ª de Pedro 5:13), mientras que Lucas a través de una ardua investigación (Lucas 1:1-4). Lucas fue testigo presencial en gran parte de lo que escribió en el libro de los Hechos, en el cual confirmó la autoridad de Pablo (Hechos 1:1, 9:3-5, 15) Pedro también confirmó la autoridad de Pablo y dio a sus escritos la calidad de “escrituras” (2ª de Pedro 3:15-16). La epístola de Santiago, también llamado Jacobo, fue escrita por un hermano de Jesús (Mateo 13:55). Por último, las epístolas de Pedro, Juan y Judas, fueron escritas por los citados apóstoles y el libro de Apocalipsis fue escrito por el apóstol Juan.

2. EVIDENCIA EXTERNA: Esta prueba consiste en analizar otros materiales históricos y arqueológicos. Varios autores escribieron acerca de Jesús como una persona de la historia, entre ellos están Tácito, Josefo, Suetonio y Plinio el Joven. Se cuenta con algunas confirmaciones arqueológicas del Nuevo Testamento. Por ejemplo, Lucas se refiere al templo de Diana en Éfeso, el cual fue excavado en 1803 y medía 30 metros por 110 metros. En cuanto a Jesús, en la actualidad, los eruditos consideran auténtica su existencia, para lo que se basan en la obra de los escritores cristianos y en la de varios historiadores romanos y judíos.

3. EVIDENCIA BIBLIOGRÁFICA: En vista de que no poseemos los manuscritos originales de los documentos más antiguos, es importante investigar cuántas copias primitivas hay y cuán cerca de los originales están en el tiempo. Existen unos 8,000 manuscritos de la Vulgata Latina y cuanto menos 1,000 de las otras versiones primitivas. Añádase a esto cerca de 5,000 manuscritos griegos y tenemos 13,000 copias manuscritas de porciones del Nuevo Testamento. El número de manuscritos del Nuevo Testamento que tenemos a nuestra disposición es abrumadoramente mayor que los que hay de cualquier otra obra de literatura antigua. Los más tempranos manuscritos existentes del Nuevo Testamento fueron escritos mucho más cerca de la fecha del escrito original que en el caso de cualquier otra pieza de literatura antigua.

Entre los principales manuscritos del Nuevo Testamento se pueden mencionar: Manuscrito John Ryland (130 ddC), Papiro Bodmer II (150-200 ddC), Diatesarón (160 ddC), Papiro Chester Beatty (200 ddC), Códice Vaticano (325-350 ddC), Códice Sinaítico (331 ddC), Códice Alejandrino (400 ddC), Códice Efraímico (400 ddC), Códice Beza (450 ddC), Códice Washington (450 ddC).

Hay fuentes no cristianas que dan fe de los milagros de Cristo. El historiador judío Flavio Josefo escribió: “En ese tiempo fue cuando apareció Jesús, hombre sabio (si se le puede llamar hombre). Pues fue el ejecutor de obras admirables, el Maestro de los que reciben con alegría la verdad y arrastró a muchos judíos y a otros procedentes del helenismo. (Era el Cristo.) Denunciado por los de nuestra nación, Pilato le condenó a suplicio de cruz; mas quienes le habían amado desde el principio no cesaron de seguirle (porque se les apareció al tercer día resucitado, según lo habían anunciado los divinos profetas, así como otras maravillas). Y hasta el presente subsiste la secta que por seguirle ha recibido el nombre de cristianos.

El Talmud judío, escrito en el siglo V ddC, atribuye los milagros de Jesús a la brujería. El Talmud de Babilonia también confirma la crucifixión de Jesús en la tarde de Pascua. Los oponentes del evangelio no niegan que hiciera milagros, sino sólo presentan explicaciones alternativas para ellos.

Después de lo analizado, no quedan dudas de que el Nuevo Testamento, contienen muchas bases más para demostrar que su contenido es realmente la Palabra de Dios. No obstante de contener bastante información testimonial, lo escrito les fue revelado: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para la enseñanza, para la reprensión, para la corrección, para la instrucción en justicia” (2ª a Timoteo 3:16). El Nuevo Testamento es un registro de la vida salvadora del hijo de Dios, su vida, muerte, resurrección, ascensión y la continuación de su obra redentora en el mundo. También es el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento.

Siempre habremos quienes creamos en la autenticidad de lo escrito en el Nuevo Testamento y siempre habrá quienes lo consideren fábulas o leyendas. ¿Qué significa para usted? ¿Es Jesús un personaje legendario o farsante?, o ¿es el Hijo de Dios, el Redentor de nuestras almas? Para los que creemos en Él como nuestro Salvador y Redentor, está preservada la salvación y la vida eterna (“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que cree en él no es condenado; pero el que no cree ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y ésta es la condenación: que la luz ha venido al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas” Juan 3:16-19).

VOLVER MEDITACIONES BÍBLICAS