QUÉ PASÓ CON LOS DINOSAURIOS

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La Biblia dice en Génesis 1:20-23: “Entonces dijo Dios: "Produzcan las aguas innumerables seres vivientes, y haya aves que vuelen sobre la tierra, en la bóveda del cielo." Y creó Dios los grandes animales acuáticos, todos los seres vivientes que se desplazan y que las aguas produjeron, según su especie, y toda ave alada según su especie. Vio Dios que esto era bueno, y los bendijo Dios diciendo: "Sed fecundos y multiplicaos. Llenad las aguas de los mares; y multiplíquense las aves en la tierra." Y fue la tarde y fue la mañana del quinto día.

Según la mayoría de versiones de la Biblia, Dios ordenó que las aguas produjeran reptiles y aves. Sin embargo, la palabra hebrea “shérets” significa “bicho” o “criatura”, lo cual nos indica que la orden de Dios no incluía solamente a los reptiles, sino a todo animal que se mueve en las aguas o que se arrastra sobre la tierra. Pero shérets también hace referencia a abundancia de criaturas (del hebreo “leshrots”, que significa “pulular o abundar”). La orden incluyó por lo tanto, la producción de animales como tortugas, lagartos, peces, ballenas y toda clase de animales acuáticos o de reptiles.

Por otro lado, en lo que respecta a las aves, tampoco debe entenderse que la orden se refería exclusivamente a éstas. De acuerdo con la palabra hebrea “of”, que aparece en el texto bíblico, se vierte como ave, pero además es raíz del verbo volar (lauf), lo cual nos da la idea que Dios ordenó que las aguas produjeran toda clase de criaturas voladoras.

Las Sagradas Escrituras nos muestran cómo las aguas produjeron durante el quinto día, abundancia de peces y animales acuáticos, reptiles, aves e insectos, de variadas especies. Todos éstos contaron con la bendición de Dios y con la orden de que se multiplicaran.

Es importante tomar en cuenta que en el texto bíblico, la versión “ballenas”, de la Reina Valera 1909, “animales acuáticos” de la Reina Valera Actualizada o “monstruos marinos” de otras versiones castellanas, no están del todo de acuerdo, pues en hebreo aparece escrito con la palabra “taninim”, que en otras partes de la Palabra de Dios es vertido como serpiente,[1] dragón,[2] gran monstruo[3] y animales marinos;[4] pero en el hebreo moderno también se vierte como “cocodrilos”, por lo que debe entenderse que las aguas no sólo produjeron ballenas, sino que también debemos incluir a los reptiles que la ciencia les ha dando la categoría de prehistóricos, conocidos con el nombre de dinosaurios (del griego “deinos-saura”, que significa “lagarto terrible”), nombre dado por el Paleontólogo Richard Owen en 1841.

¿Hace cuánto existieron los dinosaurios? Según las especulaciones científicas, éstos estuvieron en la tierra hace millones de años; pero según la Palabra de Dios, fueron producidos por las aguas en el quinto día de la semana creacional.

No se sabe nada o casi nada del ciclo de reproducción de los dinosaurios, que pudo ser otro factor determinante en la desaparición de esta familia. Además el proceso de evolución inicia con el desequilibrio ecológico que fue más contundente con el cierre del jardín de Edén. Esto repercutió, tanto en el reino animal como vegetal, de tal manera que la dieta alimenticia se vio afectada. ¿Cuánto de biomasa verde necesitaba un dinosaurio para sustentar su cuerpo?[5]

Estos evolucionaron o se corrompieron después del pecado, al punto de que antes del diluvio, toda carne (incluyendo los animales) se había corrompido, según lo escrito en Génesis 6:12, por lo que podemos ubicar su extinción final en una época: El diluvio. Dios ordenó a Noé que hiciera un arca con ciertas dimensiones, en la cual habría de introducir para la continuidad de las especies, siete parejas de los animales limpios y dos de los animales no limpios (ver Génesis 7:2). Siendo los dinosaurios animales no limpios, Noé habría de introducir sólo dos parejas de cada especie y con toda certeza, él tomaría de las crías debido a su tamaño, para que éstos estuvieran en capacidad de procrear y preservar la especie para después del diluvio.

Los animales de mayor dimensión, pudieron ser los más viejos, tal como ocurre en la actualidad con los cocodrilos, pues los más jóvenes tienen un tamaño promedio, mientras que los más viejos, son los más grandes. Los animales de grandes dimensiones, estuvieron muy cerca del día en que las aguas los produjeron, en un tiempo propicio para su crecimiento en un ambiente viable para la vida. Los que salieron del arca ya no tuvieron la misma oportunidad de crecimiento y alcanzaron pequeñas dimensiones, quedando prueba en los reptiles que hay en la actualidad para dar fe de lo que fueron sus antepasados. Otros, quizá no soportaron las condiciones del nuevo mundo y por eso se extinguieron o probablemente la misma mano del hombre los acabó, como ha pasado en estos tiempos con otros animales.

Los paleontólogos carecen de respuestas infalibles, los cristianos tampoco tenemos todas las respuestas porque la Biblia realmente no habla de los dinosaurios ya que no es un tratado de paleontología, sino la Palabra de Dios escrita para que los humanos conozcamos acerca de sus grandezas, de su amor, de su misericordia y de cómo hemos de ser para vivir en armonía con Él y con nuestros semejantes. Saber más o menos acerca de los dinosaurios, en nada modifica nuestra existencia porque lo realmente importante es esto: “Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien tú has enviado” (Juan 17:3). La Biblia se encamina precisamente a eso, a revelar el Plan de Salvación para los humanos. Esforcémonos por vivir conforme a la voluntad de Dios para que se cumpla en nosotros ese maravilloso Plan.

[1] Ver Éxodo 7:9

[2] Ver Ezequiel 29:3 RV 1909

[3] Ver Ezequiel 29:3 RVA

[4] Ver Génesis 1:21 Green’s Literal Translation 1993

[5] Aporte del Agrónomo y Obrero de la Iglesia de Dios, Lucas Jeremías Hernández Estrada

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