CURIOSIDAD E INGENUIDAD PELIGROSAS

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Entonces la serpiente, que era el más astuto de todos los animales del campo que Jehovah Dios había hecho, dijo a la mujer: --¿De veras Dios os ha dicho: "No comáis de ningún árbol del jardín"? (Génesis 3:1).

Antes de que culminara el sexto día, sucedió algo que cambió el curso de la vida en la tierra.

La Palabra de Dios dice que la serpiente era astuta entre el resto de animales que Dios hizo. No obstante de lo anterior, la astucia de la serpiente no provenía de ella misma, sino de un ser maligno que actuó a través suyo. La serpiente fue usada por Satanás, al punto de que a él se le llama serpiente: “El prendió al dragón, aquella serpiente antigua quien es el diablo y Satanás...” (Apocalipsis 20:2).

¿Dónde estaba la mujer? El jardín de Edén estaba rodeado de bellezas naturales, pero ella se encontraba en el lugar equivocado. Probablemente aquel árbol prohibido le causó curiosidad y se dispuso verlo. La serpiente estaba al asecho, esperando el mejor momento para lanzar su veneno de palabras torcidas.

Satanás fue un espectador de la formación del ser humano y sabía de las instrucciones que el Omnipotente dio al hombre y a la mujer; pero en su astucia, haciéndose el ignorante preguntó a la mujer “¿De veras Dios os ha dicho: "No comáis de ningún árbol del jardín"?” Al parecer, era una pregunta inocente, pero todos sabemos que Dios nunca dijo eso, sino que fue una artimaña de Satanás para entrar en conversación con la mujer.

La mujer cayó en su juego: “La mujer respondió a la serpiente: --Podemos comer del fruto de los árboles del jardín. Pero del fruto del árbol que está en medio del jardín ha dicho Dios: "No comáis de él, ni lo toquéis, no sea que muráis."” (Génesis 3:2-3). Todos sabemos la historia, ella comió y dio a su esposo, con las consecuencias desastrosas del pecado para la humanidad. La curiosidad e ingenuidad se convirtieron en una realidad.

Pablo escribió: “ni deis lugar al diablo” (Efesios 4:27). ¿Cuántos cristianos han sucumbido por causa del pecado? ¿Cuántos de ellos creyeron que su curiosidad no les traería consecuencias lamentables? Así es, querido lector, Satanás continúa al asecho, pero los seres humanos continuamos siendo ingenuos y acudimos hasta los lugares donde él está esperando.

¿Por qué ceder ante la tentación de un cigarrillo? ¿Por qué ceder ante una copa de vino? ¿Por qué voltear los ojos para ver a la mujer ajena? ¿Por qué una jovencita entrega su virginidad? ¿Qué hace una joven pareja de cristianos dándose besos en lo más oculto del parque? La lista de preguntas es grande, pero todas tienen una respuesta sencilla: Curiosidad. El sabor de lo prohibido ha atraído a hombres y mujeres desde el principio. Bien dijo Salomón: “¿Andará el hombre sobre las brasas sin que se le quemen los pies?” (Proverbios 6:28); “Las aguas hurtadas son dulces, y el pan comido en oculto es delicioso” (Proverbios 9:17).

Querido lector, usted y yo no debemos jugar con fuego, porque tarde o temprano nos quemará. Seamos obedientes a Dios y permanezcamos fieles a sus mandamientos.

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