EL NOMBRE DE DIOS

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La palabra “dios” del castellano, deriva del latín “deus” y según la Real Academia Española, es el “Ser supremo que en las religiones monoteístas es considerado hacedor del universo” o “deidad a que dan o han dado culto las diversas religiones.

En las Sagradas Escrituras se utiliza la palabra “dios” en referencia a seres vivos o imaginarios. En hebreo la palabra “elohim” (Dios) se utiliza para hacer referencia a:

Ø Dios, vertido al español con “D” mayúscula: Cuando se refiere al Creador del universo, como en “En el principio creó Dios los cielos y la tierra (Génesis 1:1);

Ø Hijo de Dios (“Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; cetro de justicia es el cetro de tu reinoSalmo 45:6). En este caso, según Hebreos 1:8 se refiere al Hijo de Dios;

Ø dios, vertido al español con “d” minúscula: Cuando se refiere a un dios en particular que tengan las gentes, como en “¿Dónde están los dioses de Hamat y de Arfad?”(2º de Reyes 18:34);

Ø dioses: Cuando se refiere a los dioses de las gentes, como en “No tendrás otros dioses delante de mí” (Éxodo 20:3);

Ø diosa: Cuando se refiere a una diosa de las gentes, como en “Porque Salomón siguió a Astarte, diosa de los sidonios” (1º de Reyes 11:5);

Ø jueces: Cuando se refiere a los hombres puestos por Dios para juzgar en lugar suyo, como en “No maldecirás a los jueces” (Éxodo 22:28). En hebreo, en lugar de “jueces” dice “elohim”;

Ø ángeles (como en “Lo has hecho un poco menor que los ángeles y le has coronado de gloria y de honraSalmo 8:5) En hebreo, en lugar de “ángeles” dice “elohim”.

Por su lado, la palabra griega “teos” se refiere a:

Ø Dios, vertido al español con “D” mayúscula: Cuando se refiere al Creador del universo, como en “Bendito sea el Señor, Dios de Israel (Lucas 1:68);

Ø Hijo de Dios (“mientras que del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, es por los siglos de los siglos; cetro de rectitud es el cetro de tu reinoHebreos 1:8);

Ø dios, vertido al español con “d” minúscula: Cuando se refiere a un dios en particular que tengan las gentes, como en “Más bien, llevasteis el tabernáculo de Moloc y la estrella de vuestro dios Renfán”(Hechos 7:43);

Ø dioses: Cuando se refiere a los dioses de las gentes, como en “Diciendo á Aarón: Haznos dioses que vayan delante de nosotros” (Hechos 7:40);

Ø Satanás (“Pues el dios de esta edad presente ha cegado el entendimiento de los incrédulos, para que no les ilumine el resplandor del evangelio de la gloria de Cristo, quien es la imagen de Dios2ª a los Corintios 4:4)

En lo que respecta al nombre propio de Dios, en el pasaje de la Zarza “Moisés dijo a Dios: --Supongamos que yo voy a los hijos de Israel y les digo: "El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros." Si ellos me preguntan: "¿Cuál es su nombre?", ¿qué les responderé?” (Éxodo 3:13). Al respecto, “Dios dijo a Moisés: --YO SOY EL QUE SOY. --Y añadió--: Así dirás a los hijos de Israel: "YO SOY me ha enviado a vosotros"” (Éxodo 3:14). “Yo soy” es un nombre referencial que revelaba la confirmación de la existencia de Dios, pero no su nombre propio. Después del pronunciamiento de su existencia, Dios le muestra la única denominación que no se relaciona con acciones y que por lo tanto es su nombre propio: “—Dios dijo además a Moisés—: Así dirás a los hijos de Israel: “JEHOVAH, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros.” Este es mi nombre para siempre; éste será el nombre con que seré recordado de generación en generación.” (Éxodo 3:15)

En realidad, el nombre de Dios es sólo uno, el Tetragramatón “YHVH”, el cual carece de vocales y por lo tanto se desconoce su verdadera pronunciación. Las pronunciaciones que aparecen en las versiones castellanas o de otros idiomas, tales como Jehovah, Yahveh y cualquier otra similar, no corresponden al nombre propio de Dios, pues no tienen ningún significado en el hebreo antiguo ni en el moderno y son solamente formas de representarlo debido a la ignorancia de la pronunciación correcta.

En el hebreo escrito son plasmadas únicamente las consonantes, pues no hay letras para indicar las vocales. Si usted quisiera escribir “gota”, por ejemplo, encontraría la palabra “gt”. ¿Cómo sabe que allí se debe leer “gota” y no gato, gata u otro similar? Pues, con conocimiento del idioma, con atención al contexto y por el sentido del texto. En el siglo VIII ddC, unos eruditos judíos inventaron el sistema de codificación de las vocales llamado “nikud”, que son representadas por medio de rayas y puntos en torno a las consonantes, pero en el caso del nombre propio de Dios no usaron ese sistema.

Bajo la anterior consideración, se desconoce la pronunciación del nombre propio del Eterno (aunque no descarto que alguien pueda conocer la pronunciación correcta). ¿Cómo pronunciar YHVH si no sabemos las vocales que corresponden a esta palabra? Si intentáramos hacer una combinación aleatoria podría resultarnos Yahavah, Yeheveh, Yihivih, Yohovoh, Yuhuvuh, Yahaveh, etcétera, pero se nos iría el tiempo buscando la pronunciación correcta y aún así fracasaríamos, pues ¿quién podrá indicarnos la correcta? Sería un desgaste innecesario.

Ya en el Nuevo Testamento no se encuentra el nombre propio de Dios, por lo que no hay prueba alguna de que la Iglesia Primitiva lo haya utilizado. Esto nos muestra que el conocimiento de la pronunciación del nombre de Dios no es relevante para la salvación, aunque no significa que debamos menospreciar las pronunciaciones que conocemos, pues con éstas lo representamos a Él.

Lo que sí es relevante para la salvación es creer en el Hijo de Dios, ya que “en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12). ¿Quién es su “elohim” o su “teos”, querido lector? ¿A quién está sirviendo, al verdadero Dios o al dios de este mundo? Jesucristo murió para acercarle al verdadero Dios, pero el dios de este mundo se esfuerza por alejarle de Él. ¿A quién obedece? ¿Quién es su padre, Dios o dios? Busque a Jesús, el único camino al Padre y a la vida eterna.

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