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Tal como vimos en las Meditaciones 52 y 54, al final del reinado de Herodes El Grande, llegaron unos sabios del oriente con la intención de adorar al rey de los judíos que había nacido. Ellos preguntaron por todas partes en Jerusalén acerca de la ubicación del nuevo Rey, pero ninguno pudo contestar, sino que se turbaron. La noticia llegó a oídos de Herodes, quien también se turbó.
Herodes en su turbación, convocó a los principales de los sacerdotes y a los escribas, porque él también quería saber su ubicación. El lugar profetizado era Belén, por lo que Herodes envió a los sabios hacia esa ciudad y les pidió que luego se lo contaran a él para ir a adorar también. Ellos ubicaron al niño, pero advertidos por revelación en sueños se volvieron a su país por otro camino.
Cuando Herodes se vio burlado, se encolerizó a tal extremo que ordenó la muerte de todos los varones no mayores de de dos años que hubieren en Belén y sus alrededores, dándose cumplimiento a lo profetizado en Jeremías 31:15: “Así ha dicho Jehovah: "Voz fue oída en Ramá; lamento y llanto amargo. Raquel lloraba por sus hijos, y no quería ser consolada por sus hijos, porque perecieron."”
Pero José fue avisado por un ángel del Señor, quien le dijo que tomara a su mujer y al niño y huyeran Egipto. La huída de José, María y Jesús estaba profetizada en Oseas 11:1: “Cuando Israel era muchacho, yo lo amé; y de Egipto llamé a mi hijo.”
Herodes actuó de esa forma, debido a que temía una rebelión de los judíos en su contra para derrocarlo. Al morir Herodes, José y su familia regresaron a Israel.
¿Cuánto tiempo estuvieron en Egipto? Se ha especulado que fue una parte de la niñez de Jesús y que en Egipto aprendió sabiduría. Sin embargo, si consideramos que Jesús nació aproximadamente en el mes de octubre del año 5 adC, y que Herodes murió en el año 4 adC, entre los meses de marzo o abril,[1] Jesús estuvo en Egipto alrededor de 6 meses, antes de que él cumpliera un año.
“Entonces él se levantó, tomó al niño y a su madre, y entró en la tierra de Israel. Pero, al oír que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allá; y advertido por revelación en sueños, fue a las regiones de Galilea. Habiendo llegado, habitó en la ciudad que se llama Nazaret. Así se cumplió lo dicho por medio de los profetas, que había de ser llamado nazareno” (Mateo 2:21-23).
José regresó con su familia a Israel, pero evitó pasar por Judea, por lo que se fue directamente a Nazaret, su ciudad de residencia.
El temor de José de ir a Judea, provino que Arquelao, hijo de Herodes reinaba en lugar de su padre y probablemente intentaría hacer daño al niño.
Vemos que lo ocurrido a Jesús estaba profetizado, lo que nos demuestra sin lugar a dudas que Él es el Mesías prometido, el Hijo de Dios. Acerca de las profecías, Mateo escribió que estaba escrito que el Mesías sería llamado Nazareno. Sin embargo, ninguno de los profetas escribió acerca de este nombre. Ocurre que Mateo está haciendo referencia a lo escrito en Isaías 11:1: “Un retoño brotará del tronco de Isaí, y un vástago de sus raíces dará fruto.” Lo que ha sido vertido al español como “vástago” en hebreo se escribe rcn (netzer); Nazaret es la forma griega del hebreo netzer, por lo que Mateo se está refiriendo a que el Mesías sería el vástago de Isaí, padre del rey David, antepasado de Jesús. Por esto, Él fue llamado “Jesús Nazareno”, debido a que creció en Nazaret, pero el trasfondo profético nos muestra una profecía cumplida en nuestro Señor.
Querido lector, ¿ha creído usted que Jesús Nazareno es el Hijo de Dios? ¿Lo ha recibido usted como su Señor y Salvador? Si la respuesta es negativa, no tarde más por que Él lo está esperando. Si la respuesta es positiva, ¿ama usted a Jesús? Seguramente su respuesta es “sí”. Entonces considere estas palabras del Hijo de Dios: “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15 RV1909).
[1] Ver Wikipedia, La Enciclopedia Libre, artículo “Herodes I el Grande” y Microsoft Encarta 2007, Microsoft Corporation