¿DÓNDE ESTÁS TÚ?

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Cuando oyeron la voz de Jehovah Dios que se paseaba en el jardín en el fresco del día, el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehovah Dios entre los árboles del jardín. Pero Jehovah Dios llamó al hombre y le preguntó: --¿Dónde estás tú? El respondió: --Oí tu voz en el jardín y tuve miedo, porque estaba desnudo. Por eso me escondí” (Génesis 3:8-10).

Adán y Eva percibieron las manifestaciones de la presencia de Dios en el jardín. Ellos comprendieron que habían pecado y por ello se escondieron de la presencia del Creador. Tuvieron miedo porque sabían de la sentencia por su error. Entonces Dios preguntó a Adán “¿Dónde estás tú?” El hombre respondió que estaba escondido porque tuvo miedo de su presencia debido a que estaba desnudo.

Hasta la fecha Dios sigue preguntando al ser humano “¿Dónde estás tú?”, y el hombre sigue escondiéndose porque sabe que está desnudo por transgredir la ley de Dios. Ahora el ser humano no se esconde en los árboles del jardín sino en la jungla que ha edificado para sí mismo, en los placeres de la vida y en sus distintos quehaceres, llegando a considerar a Dios como un mito o como aquel ser que no castiga, que ya no tiene leyes, que no prohíbe nada, que es todo amor y que hagamos lo que sea, Él nunca nos condenará. Ciertamente Dios es amor, pero ¿por cuánto tiempo continuará el ser humano escondido de su presencia?

Y usted, querido lector, ¿qué respuesta da a Dios cuando Él le pregunta “¿Dónde estas tú?”? ¿Se esconde o le responde “heme aquí”? Si está escondido, ¿cuándo va a salir de su escondite? Recuerde: “¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿A dónde huiré de tu presencia? Si subo a los cielos, allí estás tú; si en el Seol hago mi cama, allí tú estás. Si tomo las alas del alba y habito en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra. Si digo: "Ciertamente, las tinieblas me encubrirán, y se hará noche la luz que me rodea", aun las tinieblas no encubren de ti, y la noche resplandece como el día. Lo mismo te son las tinieblas que la luz” (Salmo 139:7-12).

Nadie escapa de la vista de Dios, por lo que es importante que usted responda a Dios a la pregunta: “¿Dónde estás tú?”

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