NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE

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El próximo 12 de diciembre, los católicos mexicanos y de otros países celebrarán a la que llaman “Virgen de Guadalupe” o “Nuestra Señora de Guadalupe”, una imagen religiosa que se exhibe en la basílica de Guadalupe (en México D. F.). Para los católicos mexicanos, no es sólo la patrona de México, sino de toda América.

La basílica de Nuestra Señora de Guadalupe es el segundo santuario católico más visitado del mundo (después de la Basílica de San Pedro en el Vaticano), con más de 14 millones de visitantes de todo el año en innumerables peregrinaciones desde todas las partes del país, aunque en 2006 superó a la Basílica de San Pedro en número de visitantes, convirtiéndose durante un año en el santuario católico más visitado del mundo.

Según la leyenda, La Virgen de Guadalupe se apareció en el Tepeyac, México, al indígena Juan Diego Cuauhtlatoatzin el martes 12 de diciembre de 1531, diez años después de la conquista de México. Durante cuatro días, la Virgen se había comunicado con Juan Diego hablándole en su propia lengua, el náhualtl. Al identificarse, María usó la palabra “coatlallope”, un sustantivo compuesto formado por “coatl” o sea, serpiente, la preposición “a” y “llope”, aplastar; es decir, se definió como “la que aplasta la serpiente”. El vocablo náhualtl sonó a los oídos de los frailes españoles como “Guadalupe”, relacionando el prodigio del Tepeyac con la muy querida advocación que los conquistadores conocían y veneraban en la Basílica construida por Alfonso XI en 1340 en Extremadura, España.

Se dice que la Virgen María se apareció en varias ocasiones ante el converso mexicano Juan Diego en el cerro del Tepeyac y le pidió que fuera en busca del obispo y le dijera que ella solicitaba la creación de un templo en ese lugar. El indígena fue en busca de fray Juan de Zumárraga para contarle de la solicitud de la virgen, pero él no creyó en las apariciones, por lo que le pidió una prueba de las apariciones. En respuesta a la petición del obispo, ella pidió al indígena que cortara unas rosas de Castilla como pudiera de la cumbre del cerro y se las llevara al obispo. El indígena obedeció y guardó las rosas dentro de su tilma o ayate (tipo de toga abierta por los lados). Luego la Virgen acomodó las rosas y le dice que muestre la prueba al obispo. Al llegar adonde estaba el obispo, Juan Diego estiró su ayate para tender las rosas sobre la mesa, pero sobre el ayate estaba la imagen de la Virgen de Guadalupe. En el año 2002 el papa Juan Pablo II canonizó a Juan Diego, por lo que hoy se lo conoce como San Juan Diego. Esta historia fue suficiente para que la Virgen de Guadalupe en la actualidad tenga millones de devotos.

¿Será cierta la historia de la Virgen de Guadalupe? La historia muestra incongruencias y arreglos para hacerla parecer verídica. Veamos:

· Tocante al primer relato escrito que aparece acerca de este supuesto acontecimiento, encontramos que el origen de su leyenda se remonta al Nican Mopohua, un texto de 1649 que cuenta sobre las apariciones. Este texto contiene la narración en idioma náhuatl, impreso en 1649 por Luis Lasso de la Vega, capellán del santuario de Guadalupe. Él se lo atribuye al doctor Antonio Valeriano de Azcapotzalco, un indígena noble del siglo anterior, quien supuestamente había oído la historia directamente de labios de Juan Diego. ¿Qué certeza puede tener un documento impreso 118 años después de los hechos que relata? A la fecha de impresión solamente había leyendas pero ninguna persona podía dar fe de su veracidad.

· Hernán Cortés, el español que conquistó México, era originario de Extremadura, España, en donde se veneraba a otra “Virgen de Guadalupe”, de la cual él era devoto. ¿Será casualidad que la virgen aparecida a Juan Diego llevara el mismo nombre de la imagen venerada por el conquistador español?

· ¿Existió Juan Diego? En 1995, Guillermo Schulenburg (abad-director de la Basílica de Guadalupe) declaró a la revista católica Ixtus que Juan Diego no existió, que es un símbolo y no una realidad; declaró que su beatificación era un reconocimiento de culto, no un reconocimiento de la existencia física y real del personaje. ¿Puede un símbolo convertirse en santo?

· Respecto a la imagen, ésta no se trata de una fotografía de una persona real, sino de una representación artística. Las fotografías de acercamiento indican que se han aplicado pigmentos para iluminar áreas del rostro y para oscurecer la textura de la tela. También se ve un obvio resquebrajamiento de pintura a lo largo de las costuras de la tela. También muestra que hay líneas oscuras debajo de la pintura de las ropas de la Virgen, que sugieren que antes de pintar la tela se le hizo un bosquejo preparatorio. Los ojos, incluidos los iris, tienen rebordes, como sucede frecuentemente en las pinturas, aunque no en la realidad, que parecen haber sido hechos con un pincel. Expertos han concluido que la imagen no se habría generado sobrenaturalmente sino que habría sido un artista que utilizó los materiales y métodos del siglo XVI.[ ¿Cómo una representación artística pudo convertirse en el objeto de veneración de millones de personas?

· Después de la fecha de las apariciones, fray Juan de Zumárraga vivió muchos años, escribió muchas cartas, notas y hasta un catecismo llamado Regla Cristiana, pero en ninguno de estos textos menciona haber sido testigo de aparición o milagro alguno. Por el contrario, dentro del catecismo que escribió muchos años después de las apariciones se pregunta lo siguiente: “¿Por qué ya no ocurren milagros?” Es que realmente no hubo tal milagro, sino que fue una forma de atraer al catolicismo a los indígenas mexicanos.

¿Cómo pudieron los indígenas mexicanos aceptar a la Virgen de Guadalupe para venerarla? La Virgen de Guadalupe es un sincretismo con la diosa mexicana Tonantzin, que significa “nuestra madre”, la diosa de la muerte, la cual se sabe que los mexicas veneraban en ese mismo cerro del Tepeyac. En este lugar tenían un templo dedicado a la madre de los dioses, en el cual hacían muchos sacrificios para honrar a esta diosa. Era grande el concurso de gente en esos días y todos decían “vamos a la fiesta de Tonantzin”, toda vez que estando vigente la veneración a la Virgen de Guadalupe, los indígenas continuaban llamándola “Tonantzin”.

En la actualidad para los devotos católicos mexicanos y de otros países es incuestionable el relato del Tepeyac, pero ¿qué dice la Palabra de Dios acerca de las imágenes?: “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás ante ellas ni les rendirás culto, porque yo soy Jehovah tu Dios, un Dios celoso que castigo la maldad de los padres sobre los hijos, sobre la tercera y sobre la cuarta generación de los que me aborrecen” (Éxodo 20:4-5). El culto a la Virgen de Guadalupe es una clara infracción a este mandamiento.