BAUTISMO DEL SIN PECADO

Al día siguiente, Juan vio a Jesús que venía hacia él y dijo: --­He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo! Este es aquel de quien dije: "Después de mí viene un hombre que ha llegado a ser antes de mí, porque era primero que yo." Yo no le conocía; pero para que él fuese manifestado a Israel, por eso vine yo bautizando en agua. Entonces Jesús vino de Galilea al Jordán, a Juan, para ser bautizado por él” (Juan 1:29-31; Mateo 3:13).

Al día siguiente de que Juan respondió a los cuestionamientos de los judíos que habían sido enviados para preguntarle, Jesús llegó para ser bautizado. Cuando Juan lo vio, exclamó que Él era el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, el mismo que él había anunciado que vendría.

No cabe duda de que Juan nunca supo antes que el Mesías prometido era un pariente suyo. Juan había recibido un mensaje de Dios de que fuera a bautizar, porque a él llegaría el Cordero. ¿A cuántos bautizó Juan antes de que Jesús llegara? No lo sabemos. Sin embargo, él estuvo aguardando porque sabía que a Él llegaría el Redentor.

Pero Juan procuraba impedírselo diciendo: --Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero Jesús le respondió: --Permítelo por ahora, porque así nos conviene cumplir toda justicia. Entonces se lo permitió” (Mateo 3:14-15).

Juan se sintió inferior a Jesús, y así lo era, porque dentro de su apreciación, él debía ser bautizado por el Cordero. Ante esto Jesús, le dijo que se lo permitiera, porque era conveniente para la justicia. Ante la voz del Mesías, Juan le bautizó.

El bautismo de Juan era para arrepentimiento, pero Jesús era un hombre sin pecado, por lo que no tenía nada de qué arrepentirse. Sin embargo, tal como Él dijo, así convenía para cumplir toda justicia.

Querido lector, ¿ha sido usted conscientemente bautizado? Escribo “conscientemente” porque hay muchos que fueron bautizados conforme al rito católico cuando eran niños, lo cual hace que resulte un acto inconsciente e involuntario. Si usted fue bautizado cuando era bebé o no ha sido bautizado nunca, trascribo para usted la invitación de la Palabra de Dios: “Arrepentíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38).

Si Jesús, el sin pecado lo hizo, ¿por qué no la hace usted?

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