EL JARDÍN DE EDÉN

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Dios plantó un jardín en Edén e hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso. Entre los árboles también hizo nacer dos árboles muy peculiares: El árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal (Génesis 2:8-9).

El árbol de la vida serviría para que todo aquel que comiera de su fruto no muriera, sino que viviera para siempre. Por el contrario, el árbol del conocimiento del bien y del mal, además del conocimiento engendraría muerte.

El jardín era regado por cuatro corrientes hídricas (Génesis 2:10-14):

1. PISÓN: En la actualidad no ha sido identificado con certeza, por lo que es muy difícil determinar su ubicación. Su curso normal se pudo haber cambiado por el diluvio y/o futuros movimientos sísmicos. Este río rodeaba la tierra de Havila, una parte de la península arábiga, al nororiente de Egipto, en la cual se sabe que había mucha producción de oro. Debemos notar que Moisés describió con más detalles la ubicación del Pisón y del Guijón, talvez porque al tiempo de escribirse la Torah, era dificultoso ubicarlos, no así al Tigris y al Éufrates, los cuáles son fácilmente identificables hasta hoy.

2. GUIJÓN: Al igual que el Pisón, no ha sido identificado con certeza en la actualidad y quizá sufrió la misma suerte de dicho río. Este río rodeaba toda la tierra de Etiopía.

3. TIGRIS: Este río nace en la Armenia Central, la parte oriental de Turquía, a unos pocos kilómetros del río Éufrates, los cuales tuvieron el mismo nacimiento antes del diluvio, el que pudo causar modificaciones topográficas y quizá cambió sus causes originales. De hecho, estos ríos se unen antes de desembocar al Golfo Pérsico.

4. ÉUFRATES: Tiene dos fuentes principales, el Karasu, que nace al noroeste de Turquía y el Murat Nehri, que nace más o menos a la mitad del camino entre el lago Van y el monte Ararat. Este río atraviesa Armenia, Turquía, Siria e Irak.

¿En dónde estuvo el jardín de Edén y que pasó con él? Es difícil dar una ubicación exacta, pero la mejor forma es identificar geográficamente el río que salía de Edén y sus cuatro ramales. Según analizamos antes respecto a los cuatro ríos, el jardín pudo estar ubicado en la zona montañosa que se encuentra a unos 225 kilómetros al suroeste del monte Ararat y a unos cuantos kilómetros al sur del lago Van, en la parte oriental de Turquía. El hecho de que después del destierro de Adán y Eva Dios sólo puso querubines al oriente del jardín denota que posiblemente contaba con una barrera natural, quizá montañas. De hecho, las montañas más altas de Turquía se encuentran en la parte oriental del país. El jardín se encontraba al oriente de Edén; por esto, el Edén se ubicaba en parte de lo que hoy es Turquía, Georgia, Armenia, Irán o Irak.

Al faltar el hombre, debido a la ruptura del equilibrio natural o ecológico, el lugar quedó habitado sólo por animales y la vegetación se tornó abundante, por lo que se perdió la pista de su ubicación; 1656 años más tarde, el diluvio se encargó de borrar aquello que fue un lugar placentero y deseable. En la Biblia, el jardín de Edén es considerado un lugar asolado: “Los cuales dijeron: Esta tierra asolada fué como huerto de Edén; y estas ciudades desiertas y asoladas y arruinadas, fortalecidas estuvieron” (Ezequiel 36:35 RV1909); “Delante de él consumirá fuego, tras de él abrasará llama; como el huerto de Edén será la tierra delante de él, y detrás de él como desierto asolado; ni tampoco habrá quien de él escape” (Joel 2:3 RV1909).

¿Por qué un lugar tan hermoso se convirtió en un sitio desolado? La Biblia dice que Dios se paseaba por ahí al aire del día, ya no se permitió al hombre vivir en ese lugar deseable. Fue el pecado del hombre lo que hizo desolado al Edén. Así como ese hermoso jardín, si nosotros permanecemos fieles, percibiremos la presencia de Dios a través de su Espíritu, pero si preferimos dejarlo e ir por el camino de la desobediencia, entonces la desolación llegará a nuestras vidas.

Esforcémonos por hacer de nuestras vidas, jardines en los cuales abunde el fruto del Espíritu Santo.

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