CONOCIENDO A LOS HIJOS

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Aconteció que después de tres días, le encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándoles y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían se asombraban de su entendimiento y de sus respuestas. Cuando le vieron, se maravillaron, y su madre le dijo: --Hijo, ¿por qué has hecho así con nosotros? He aquí, tu padre y yo te buscábamos con angustia. Entonces él les dijo: --¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los asuntos de mi Padre me es necesario estar? Pero ellos no entendieron el dicho que les habló” (Lucas 2:46-50).

José y María anduvieron buscando en Jesús, hasta que lo encontraron en el templo, en medio de los sacerdotes. Al verlo, María se acercó a Jesús y le preguntó por qué les había causado tal angustia. Jesús les dijo que ellos deberían saber que Él tenía que estar en los asuntos de su Padre, por lo que si hubieran meditado en eso, lo habrían encontrado fácilmente. Pero ellos no lo comprendieron.

Es muy comprensible que José y María no entendían la magnitud de tener bajo su cuidado al Hijo de Dios. De seguro que ellos no comprendieron mucho de lo que Jesús solía decir, porque mientras crecía en estatura, crecía en sabiduría y en gracia para con Dios y los hombres; no obstante, Jesús era muy obediente a sus padres (Lucas 2:50-51).

Ellos sabían la forma milagrosa de concepción de Jesús, pero aún no habían visto las grandezas de Él. Realmente no lo conocían a plenitud.

Hoy en día, muchos padres no conocen a sus hijos, mucho menos comprenderlos. Papá y mamá viven sumergidos en sus quehaceres, mientras que sus hijos son presa fácil de la conducta desordenada de la era moderna.

Cuando los niños hablan, pareciera que lo hace en otro idioma, pero ellos tampoco conocen a sus padres, por lo que no hay una adecuada comprensión y relación padre-hijo.

¿Conoce usted a sus hijos, querido lector? ¿Los comprende? Es importante que aquellos que hemos sido bendecidos por Dios con la dicha de ser padres, nos responsabilicemos por conocer y comprender mejor a nuestros hijos, sosteniendo comunicación constante con ellos. De seguro que a cambio de esto, encontraremos respeto y obediencia de nuestros pequeños.

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