ENSEÑANDO A INFRINGIR
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“Entonces la serpiente dijo a la mujer: --Ciertamente no moriréis. Es que Dios sabe que el día que comáis de él, vuestros ojos serán abiertos, y seréis como Dios, conociendo el bien y el mal” (Génesis 3:4-5).
La mujer entró en vana conversación con Satanás, quien le mintió al decirle que ella y su marido no morirían, poniendo en duda lo dicho por Dios. Para ellos esa era una ley y el Diablo le enseñó que el Creador era un egoísta que sabía que si comían del árbol prohibido, ellos no morirían sino que entrarían en la categoría de dioses.
Hasta la fecha, Satanás sigue enseñando al ser humano a transgredir la ley de Dios, porque sabe que eso es el pecado: “Todo aquel que comete pecado también infringe la ley, pues el pecado es infracción de la ley” (1 de Juan 3:4). En la actualidad hay muchos que dicen ser creyentes cristianos pero rechazan la vigencia de los mandamientos de Dios, lo cual los hace caer en el juego tramado desde el principio del mundo por el adversario del ser humano.
¿Quiénes entran al Reino?: “No todo el que me dice 'Señor, Señor' entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21). ¿Cómo puedo alguien ser un creyente cristiano genuino y decir “Señor, Señor”, si no es obediente a los mandamientos de Dios?
El juego sigue siendo el mismo, provocar la desobediencia a lo que Dios manda. ¿Qué clase de cristianos queremos ser?: “No penséis que he venido para abrogar la Ley o los Profetas. No he venido para abrogar, sino para cumplir. De cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni siquiera una jota ni una tilde pasará de la ley hasta que todo haya sido cumplido. "Por lo tanto, cualquiera que quebranta el más pequeño de estos mandamientos y así enseña a los hombres, será considerado el más pequeño en el reino de los cielos. Pero cualquiera que los cumple y los enseña, éste será considerado grande en el reino de los cielos” (Mateo 5:17-19).
Satanás enseñó a la mujer a infringir el mandamiento de Dios. Ningún cristiano debe hacer lo mismo que hizo nuestro adversario, porque el pecado es infracción de la ley. Jesús en cambió enseñó esto: “El le dijo: --¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Hay uno solo que es bueno. Pero si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos” (Mateo 19:17).
Querido lector, seamos como Jesús, obedezcamos los mandamientos de Dios y enseñemos a otros acerca de la obediencia. Por cuanto Jesucristo ya nos redimió de nuestros pecados, no volvamos a ellos con la infracción de los mandatos del Todopoderoso. Vivamos como redimidos, no como infractores.