AYUDA IDÓNEA

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Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; haréle ayuda idónea para él. Formó, pues, Jehová Dios de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y trájolas á Adam, para que viese cómo les había de llamar; y todo lo que Adam llamó á los animales vivientes, ese es su nombre. Y puso Adam nombres á toda bestia y ave de los cielos y á todo animal del campo: mas para Adam no halló ayuda que estuviese idónea para él” (Génesis 2:18-20 RV1909).

Dios trajo los animales al hombre para que les pusiera nombres, pero ese trabajo lo hizo Adán en solitario, pues aún no había formado Dios a la mujer.

Enseguida del nombramiento de los animales, las Escrituras nos enseñan que para Adán no se halló ayuda idónea. Una vez formado, al relacionarse con su entorno, él estaba solo. Dios consideró que no era buena su soledad, para lo cual le formaría a su ayuda idónea.

Lo expresado en Génesis 2:18, vertido como “ayuda idónea” (“ezer kenegdó”) es correcto, aunque es más un criterio de versión, pues no fue vertido fielmente del hebreo al español. Su versión literal es “ayuda opuesta”, lo cual hace alusión a un ser humano del sexo opuesto. Si los cónyuges aprenden a vivir en armonía, en una relación de par complementario, diferentes pero trabajando armoniosamente y pudiéndose ver a la cara, sin vergüenzas, ni engaños, entonces su respectivo sexo opuesto será su ayuda idónea. Pero, si uno y otro se comporta de modo incorrecto, el cónyuge se transforma en su contrario, en un verdadero obstáculo que molesta en la vida, haciendo una guerra interna. Depende de cada miembro convertirse y convertir a su pareja en un objeto y tratarla o tratarse como tal o reconocer su existencia como sujeto y por lo tanto, complementarse y crecer en conjugada compañía.

¿Por qué “idónea” es una correcta versión? Pues, porque permite decir que es idónea como reflejo de las acciones y actitudes de su pareja, que a la vez es reflejo de las acciones y actitudes de la otra. Con esto, Dios equipara el valor de varones y mujeres como seres humanos y no tiende ni al machismo ni al feminismo.

Para los hombres: Si usted tiene el privilegio de tener esposa, de su comportamiento depende si ella es su ayuda idónea o su ayuda opuesta. En su vida no debe existir el machismo, sino que debe respetar y amar a su esposa como la bella compañera que Dios le dio, no para su deleite exclusivamente, sino para que usted la haga feliz y reciba a cambio felicidad.

Para las mujeres: Si usted tiene el privilegio de tener esposo, de su comportamiento depende ser para él su ayuda idónea o su ayuda opuesta. En su vida no debe existir el feminismo, sino que debe respeto y sujeción a su esposo como el fuerte compañero que Dios le dio, no para su deleite exclusivamente, sino para que usted lo haga feliz y reciba a cambio felicidad.

¡Sea feliz haciéndolo(a) feliz!

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