LUCAS

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El evangelio según Lucas ocupa el tercer lugar en el orden del Nuevo Testamento. En su contenido no indica quién es el autor.

¿Quién era Lucas? De acuerdo con lo escrito en Mateo 10:3, Marcos 3:18 y Lucas 6:15, Lucas no formó parte de los 12 discípulos del Señor. Su nombre significa “luminoso”.

En lo que respecta a las Escrituras, Lucas es mencionado solamente 3 veces por su nombre. Él era el médico de cabecera de Pablo: “Os saludan Lucas, el médico amado, y Demas” (Colosenses 4:14). Este médico era muy apreciado por Pablo y llegó a convertirse en uno de sus más cercanos colaboradores: “y mis colaboradores Marcos, Aristarco, Demas y Lucas” (Filemón 1:24). Al final de los días de Pablo, ninguno de sus colaboradores estaba con él y solamente Lucas lo acompañó: “Sólo Lucas está conmigo…” (2ª a Timoteo 4:11) Por su cercanía con Pablo, Lucas tuvo contacto con la mayoría de los apóstoles, por lo que se convirtió en un importante testigo referencial de las cosas que acontecieron al Señor.

Al ser Lucas uno de los más importantes colaboradores de Pablo, él hizo una investigación para escribir el evangelio en forma detallada, lo cual les serviría para su ministerio, tal como está escrito en Lucas 1:1-4: “Puesto que muchos han intentado poner en orden un relato acerca de las cosas que han sido ciertísimas entre nosotros, así como nos las transmitieron los que desde el principio fueron testigos oculares y ministros de la palabra, me ha parecido bien también a mí, después de haberlo investigado todo con diligencia desde el comienzo, escribírtelas en orden, oh excelentísimo Teófilo, para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido.

Durante el ministerio de Pablo, el evangelio de Lucas ya era conocido, pues él mismo cita una parte de sus escritos: “Porque la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla. Además: "El obrero es digno de su salario."” (1ª a Timoteo 5:18). Pablo citó Deuteronomio 25:4 y Lucas 10:7.

Lucas también escribió el libro de los Hechos, debido a que el destinatario es el mismo Teófilo y que claramente le indica que ya le había escrito antes: “En el primer relato escribí, oh Teófilo, acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar” (Hechos 1:1). En el libro de los Hechos, al relatar algunas cosas, el escritor se incluye como uno de los que andaba con Pablo, inclusive hasta en el último Capítulo del libro (Hechos 16:10, 20:6, 21:1, 27:1, 28:11). Si consideramos que Lucas fue el colaborador de Pablo que permaneció con él hasta sus últimos días de ministerio, entonces no queda duda de que fue este médico el escritor del evangelio que lleva su nombre y del libro de los Hechos.

Dado que Pablo citó a Lucas en 1ª a Timoteo 5:18 y que Pablo pudo haber muerto antes del año 65, entonces Lucas probablemente escribió su evangelio antes del año 60 y posteriormente escribió el libro de los Hechos.

Todos los libros de la Biblia fueron escritos por israelitas, pero se ha dudado del origen de Lucas. Casi todos los que han estudiado este evangelio, han llegado a la conclusión de que Lucas no era israelita. Sin embargo, al analizar el contenido del Evangelio según Lucas y el libro de Hechos, se observa un profundo conocimiento del judaísmo y una gran compenetración con los apóstoles y con María, la madre de Jesús. Al analizar cómo llegan los comentaristas bíblicos a la conclusión de que Lucas era gentil, se nota que la evidencia presentada es deficiente. La idea de que Lucas era gentil está basada más en la tradición que en una sólida evidencia bíblica.

Sin embargo, hay un relato bíblico que nos muestra un panorama diferente: “Después de estos días, habiendo hecho los preparativos, subimos a Jerusalén. Entonces Pablo tomó consigo a aquellos hombres. Al día siguiente, después de purificarse con ellos, entró en el templo para dar aviso del día en que se cumpliría la purificación, cuando se ofrecería el sacrificio por cada uno de ellos. Cuando iban a terminar los siete días, los judíos de Asia, al verle en el templo, comenzaron a alborotar a todo el pueblo y le echaron mano, gritando: "­Hombres de Israel! ­Ayudad! ­Este es el hombre que por todas partes anda enseñando a todos contra nuestro pueblo, la ley y este lugar! Y además de esto, ha metido griegos dentro del templo y ha profanado este lugar santo." Porque antes habían visto con él en la ciudad a Trófimo, un efesio, y suponían que Pablo lo había metido en el templo. Así que toda la ciudad se agitó, y se hizo un tumulto del pueblo. Se apoderaron de Pablo y le arrastraron fuera del templo, y de inmediato las puertas fueron cerradas” (Hechos 21:15, 26-30). Lucas cuenta en el relato que él andaba con Pablo, pero los judíos hicieron alboroto porque supuestamente había mentido al templo al efesio Trófimo. ¿Por qué no hicieron alboroto por Lucas? Es claro que Lucas era judío y no gentil, por eso no recriminaron que haya entrado al templo con Pablo.

Lucas y Marcos no fueron de los más cercanos colaboradores de Jesús, pero aun así ellos hicieron un aporte valioso para la evangelización, porque sus escritos dejaron huella de la obra redentora de Jesucristo. Esto nos enseña que para contribuir con la obra de Dios no es necesario esperar a tener puestos privilegiados o de renombre, sino que cada uno de los cristianos somos importantes y útiles para la propagación del evangelio. ¿Qué está haciendo usted a favor de la evangelización? ¿Está usted sirviendo en su congregación local? ¿Qué beneficios aporta usted a favor de sus vecinos, de su centro de trabajo o estudios, de la población en la que reside o del prójimo en general?

Hay un himno precioso que forma parte de la himnología cristiana, escrito por Ina Duley Ogdon, musicalizado por Charles Hutchinson Gabriel en 1913 y traducido al español por Vicente Mendoza, que en una de sus estrofas dice: “Nunca esperes el momento de una grande acción, ni que pueda lejos ir tu luz; de la vida a los pequeños actos da atención, brilla en el sitio donde estés.” Podemos pensar que el buen trabajo para Dios sólo lo pueden hacer los Pastores, Ministros o Predicadores de la Palabra, pero usted, querido lector, nunca espera una grande acción para valorarla, porque aun con cada pequeño acto de atención usted puede brillar para mostrar la luz del evangelio a aquellos que no conocen a Jesús.

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